La exposición Señales, que por vez primera se expone en el Centro de Artes Plásticas Rafael Botí, marca un punto de inflexión en la trayectoria de Salvador Morera, un artista que ha dedicado su vida a la exploración constante de nuevos lenguajes y materiales. Tras una etapa centrada en el hierro, el acero y la terracota, Morera se propuso un cambio radical: buscar una nueva forma de expresión que desafiara tanto su propia práctica artística como las expectativas del público.

Este impulso lo condujo al cobre, un material inédito en su producción hasta ese momento. “Había que buscar algo diferente”, comenta Morera, “el reto era hacer algo totalmente nuevo”. El contexto no facilitó el camino: la pandemia trajo consigo dificultades logísticas, una fuerte subida del precio del material e incluso retrasos inusuales, como el de un cargamento detenido en el Canal de Panamá. A todo ello se sumó el desgaste físico del proceso: “El trabajo con este producto es muy contaminante… aún hoy noto las consecuencias”.

Pese a ello, en el aislamiento del estudio comenzó a cobrar forma un conjunto de esculturas que nacieron con fuerza propia. Obras como Hola, Vincent, María ‘La Talegona’ u Ofrenda emergieron desde una pulsión creativa intensa, casi espontánea. “Los temas fueron naciendo mientras modelaba”, recuerda el artista.

Una de las singularidades de Señales es la aparición de pinturas directamente inspiradas en las esculturas, un cruce entre disciplinas que Morera no había explorado antes. El resultado es una muestra que propone un diálogo entre materia y gesto, entre cuerpo y símbolo, entre lo íntimo y lo universal.

“Espero que guste, porque he trabajado muchas horas en ella, con muchas ganas de ofrecerle al público algo nuevo”. Así concluye un proyecto que sintetiza la voluntad de riesgo, la reflexión artística y el compromiso con una obra siempre en evolución.

Biografía

Salvador Morera nació en Peñarroya-Pueblonuevo el 27 de abril de 1944. Tras perder a sus padres, con tres años ingresó en la Casa-Cuna de Córdoba. En 1955 superó las pruebas de ingreso en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, iniciando estudios de dibujo artístico, modelado, composición decorativa y pintura, que cursó hasta 1963. A los 18 años se trasladó a Alemania para trabajar, residiendo posteriormente en Bélgica y Holanda. Con 32 años regresó a Córdoba, donde se instaló definitivamente en 1987, adquiriendo una casa antigua en la Plaza de Muñoz Capilla, que restauró para establecer en ella su Casa-Museo y taller.

Morera es un artista polifacético cuya obra abarca la escultura, la pintura, la cerámica y la vidriera. Su estilo ha evolucionado desde el impresionismo hacia el cubismo, integrando
elementos simbolistas y expresionistas. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, y sus obras están presentes en espacios públicos de Córdoba, como el Homenaje
a la Paz por Córdoba en la Plaza de Muñoz Capilla y el Homenaje al Libro en el Instituto de Educación Secundaria Ángel de Saavedra.

En 1996, fue reconocido con la Fiambrera de Plata del Ateneo de Córdoba, consolidándose como una de las figuras más destacadas del arte cordobés contemporáneo.