Actividad

FECHAS

12 NOV 2020 - 10 ENE 2021

COMISARIADO

Juan López López

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En busca del tiempo perdido

Prácticas artísticas contemporáneas contra el olvido

Esta exposición colectiva quiere interpelar a los sentidos y a la reflexión sobre la memoria; plantear una concepción no lineal, un tiempo múltiple y abierto donde coexistan todos los tiempos. La muestra parte de El Vuelo de Hypnos: proyecto que desde el año 2005 pone en diálogo el arte contemporáneo y el patrimonio histórico de Almedinilla (Córdoba), donde la Villa Romana de El Ruedo, la estatua del dios grecorromano Somnus o Hypnos y los trabajos sobre Memoria Histórica realizados en esta localidad, a partir del Ecomuseo del río Caicena, permiten enlazar el sueño con la muerte, así como con las memorias y las experiencias dejadas en esta tierra.

Relatos sobre el pasado-presente que huyen de la oficialidad, elaborados por artistas que se presentan como alternativa a historiadores, investigadores, arqueólogos, restauradores o antropólogos y cuyas creaciones marcan una tensión entre memoria y olvido. La exposición no es una retrospectiva. No están todos los artistas de las doce ediciones del proyecto de Almedinilla, y además el comisario ha invitado a varias creadoras sin relación con la localidad. El proyecto tiene cierto carácter de tesis, en tanto que las obras presentadas cuestionan la temporalidad hegemónica, reivindicando el pasado como algo vivo y activo, efectivo y afectivo, promoviendo un arte crítico y político, comprometido con la realidad, de lo local a lo universal.

Con un montaje rítmico y una puesta en escena abierta, las obras se han distribuido por las dos plantas del Centro de Arte Rafael Botí persiguiendo una superposición de narrativas, imágenes y discursos. Esta yuxtaposición se ha organizado para destacar las relaciones y oposiciones entre obras que permitan al espectador trazar una densa red de motivos, estrategias dialécticas y técnicas materiales. Escultura con plástico o bolsas de infusiones, películas digitales y fílmicas, fotografía sobre cristal y tela, cerámica y joyería…

Talento artístico local, andaluz y nacional en torno a esas prácticas artísticas que pretenden asegurar, estructurar y representar la memoria desde una dimensión pública y participativa como la pareja Almalé Bondía, convocando a centenares de habitantes para que sean la propia obra de arte: una pieza de arqueología guardada en un museo. O generando arqueología intencionadamente, entre lo utópico y lo surreal, como hacen Fernando Baena, en una serie de acciones filmadas en vídeo, y Victoria Maldonado, con sus residuos de barro entre la obsesión por la trascendencia y la resignación por su existencia. Proyectos de arte e investigación que contienen todos los tiempos posibles, que invocan dialécticas, como el arranque mural de las valencianas Patricia Gómez y María Jesús González, rescatando en última instancia interiores de hábitats rurales a punto de ser aniquilados, y convirtiendo lo íntimo en público. Artistas como los cineastas Luis López Carrasco y María Cañas, capaces de ensayar el tiempo desde el cine, el archivo y el found footage, en una encomiable y necesaria función contra el olvido, presentando el pasado como una imagen en continuo movimiento. Javier Artero, también desde la imagen en movimiento y mostrando la historia como un carrusel de contenedores, o Juan López López con sus crónicas sobre de habitantes emigrados como “contrahistoria”. Reflexiones sobre la violencia y la guerra, donde la ausencia del cuerpo desentierra la memoria del olvido, como hacen el otro dúo vasco Nora Aurrekoetxea y Laura Ruiz Sáenz, con una sobrecogedora paradoja escultural que nace del conflicto vasco. Arte crítico que no elude el compromiso político, por el bien de nuestros hijos, el de Miguel Soler. Trabajos sobre la ausencia como el de Tatiana Abellán, o cómo representar lo incorpóreo e imaginar lo espiritual, lo mitológico, a partir de fábulas plásticas y visuales como las de Lola Guerrera y Ángel García Roldán, cargadas de poesía, de luz y sombra. El enfrentamiento entre pasado y presente será una constante en todas las obras presentadas, como la contraposición entre materia y representación de Tete Álvarez. O el suculento alegato conservacionista que Miguel Ángel Moreno lleva a cabo con varias mujeres locales.

En busca del tiempo perdido

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